No me parece oprtuno desacreditar la medianoche.
Merecer la caida de las nubes como el plomo.
Los canales de desagüe se desbordan, las hojas flotan dejando rastro.
Pero, no ha llegado el otoño. Eso dicen.
Mastico tabaco con sabor a mandarina, me perfumo con salvia agridulce.
Suficiente para el encanto innato modificado por los seres subterraneos.
Nadie habla de ello. Solo miran.
Aun cuando el color rojo marca las líneas direccionales.
Parece carecer de sentido y naturaleza. Real al menos.
Nada tan tragico como el suceso, ni tan espeso como su caracter.
Serio,deshumanizado y a la vez esbelto.
Vagabundos nocturnos, apenas individuos.
Sentados a la sombra de la incandescente,construyendo un fuerte defensivo.
Momento colérico cocinado a fuego lento.